Quiero encontrarte en la
calle de la virginidad, coincidiendo con la esquina de tu virilidad.
Solo pido que me veas y
sonrías, ahí estaré no quiero que seas perfecto, ni que me cuentes como estuvo
tu día, solo tómame con tus manos firmes y llévame hasta el cielo…
Y en tanto subimos, yo te muerdo
la boca, y respiro tu escaso pudor…la mejor representación de la pasión, es
expresada con la unión de dos cuerpos, no hablo de sexo, no hablo de amor… ¿qué
es eso?, hablo de cuerpos, tactos tántricos, de sentidos emborrachados con una
dosis de eutanasia…adormecidos, entumecidos y a ratos escrupulosos, pero jamás muertos.
No es sencillo acariciarte
sin quemarme los dedos, sin que se derrita mi lengua sobre tu piel húmeda, sin
que se pierdan trozos de mí, en cada rincón de ti…no te muevas, siente la
quietud…el silencio y la melodía que se dibuja en las sabanas con el latir de
nuestras almas.
Vierte cada órgano de tu
cuerpo dentro de mi boca, y mis piernas se aferraran a ti como si no existiera
tierra, como si solo hubiese mar.
Sácame de este mundo…solo
tómame con tus manos firmes y llévame hasta el cielo…
Agonicemos juntos mientras
levitamos al más allá, tómame como si mi cuerpo no tuviera fin, como si no
hubiese profundidad en mi vientre, tómame como si el limite más cercano
fuese mi razón…
Pintemos con nuestra sangre
la obra más vista de la historia…y lavemos con sudor los pensamientos mundanos
que me inundan esta noche, aunque sea inútil, ya no puedo escapar ni de ti ni
de mi… ya somos más que cuerpos, ya somos más que alma, somos tu y yo… uno
dentro del otro, ya no puedo moverme, ya no quiero que salgas, quédate aquí,
entregándome tu paz…y yo solo te puedo ofrecer que mañana abrirás tus ojos, y
ya no estaré aquí, ni en ningún lugar.
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