Contaba la historia que sus
alas eran tan largas, que ni subiendo al árbol más alto, podría admirarlas
extendidas...pero a mí no me importaba, yo solo quería volar con el.
Decían algunas voces que
jamás escucharía mis gritos, y que su ego llenaría un océano de lagrimas azules...mas
a mi no me importaba yo solo quería nadar en esas aguas.
Escribían los sabios, que
sus palabras eran como un tótem dentro de mi alma, y que sus versos se
enredarían en mis labios hasta ahogar mis propias excusas... hasta guardar
silencio , esperando el atardecer, su crepúsculo, y su calma...la funesta
calma.
Cuentan las sirenas que su
canción se oía como un eco en mi sien, como un sobreviviente dentro de mi piel,
como las manos entrelazando sus alas...mientras sus alas buscaban mejores
vientos...mejores puertos.
Contaba mi memoria que su
arte hizo patria en mi alma, y que sus brazos, antes de ser alas se
transformaron en puñales de hiel, que atravesaron mi pecho dejándolo inerte y
gris, en la avenida mundana de las risas falsas, rodeados de aquellas
marionetas del tiempo que creían encontrar su libertad refugiándose en la
noche.
Entonces abrió sus alas y
solo partió, y su naufragó en los cielos, era el festín esperado, las
marionetas del tiempo reían a carcajadas...y se alimentaban de mi angustia.
Quizás aun lo hacen en algún
lugar de su mundano cosmos...acuñando imágenes que no les
pertenecían...murmurando historias que eran solo nuestras.
Sin embargo aquellas alas,
se abrían de par en par emprendiendo el mas fabuloso y épico despliegue entre
las nubes de mis ojos, aniquilando mi alma... Dejando este cuerpo que reacciona
a pulso, vibrando por otros, sintiendo por otros...y olvidando por otros.