miércoles, 2 de abril de 2014

LA HUÍDA


Contaba la historia que sus alas eran tan largas, que ni subiendo al árbol más alto, podría admirarlas extendidas...pero a mí no me importaba, yo solo quería volar con el.

Decían algunas voces que jamás escucharía mis gritos, y que su ego llenaría un océano de lagrimas azules...mas a mi no me importaba yo solo quería nadar en esas aguas.

Escribían los sabios, que sus palabras eran como un tótem dentro de mi alma, y que sus versos se enredarían en mis labios hasta ahogar mis propias excusas... hasta guardar silencio , esperando el atardecer, su crepúsculo, y su calma...la funesta calma.

Cuentan las sirenas que su canción se oía como un eco en mi sien, como un sobreviviente dentro de mi piel, como las manos entrelazando sus alas...mientras sus alas buscaban mejores vientos...mejores puertos.

Contaba mi memoria que su arte hizo patria en mi alma, y que sus brazos, antes de ser alas se transformaron en puñales de hiel, que atravesaron mi pecho dejándolo inerte y gris, en la avenida mundana de las risas falsas, rodeados de aquellas marionetas del tiempo que creían encontrar su libertad refugiándose en la noche.

Entonces abrió sus alas y solo partió, y su naufragó en los cielos, era el festín esperado, las marionetas del tiempo reían a carcajadas...y se alimentaban de mi angustia.

Quizás aun lo hacen en algún lugar de su mundano cosmos...acuñando imágenes que no les pertenecían...murmurando historias que eran solo nuestras.

Sin embargo aquellas alas, se abrían de par en par emprendiendo el mas fabuloso y épico despliegue entre las nubes de mis ojos, aniquilando mi alma... Dejando este cuerpo que reacciona a pulso, vibrando por otros, sintiendo por otros...y olvidando por otros.